Incluido en el programa ‘Estación verano 2025’, que reúne a vecinas, artistas, pedagogos, músicos y artesanos para aprender y disfrutar a través del arte, el juego y el encuentro entre generaciones.
Organiza: Fundación Cerezales Antonino y Cinia, FCAYC
Participan
Entrada gratuita
A lo largo de siglos y documentadas desde la Edad Media, nuestras gentes campesinas, a lo largo de los dilatados días de invierno y durante las primeras horas de la noche, hasta el momento de recogerse a dormir, se reunían en la cocina de una casa, al calor de la lumbre, que convocaba a ancianos y ancianas, hombres y mujeres, mozas y mozos (aunque la presencia de estos últimos no estaba bien vista por la jerarquía eclesiástica), para conversar, cantar y contar, rezar incluso, al tiempo que las ancianas, mujeres y mozas hilaban con el huso y la rueca, y los ancianos y hombres realizaban labores de cestería y de otros tipos.
Tales veladas de invierno han recibido, según cada zona, distintos nombres. El de filandón es el que más se ha extendido y popularizado en nuestros días.
José Luis Puerto, en su libro Veladas campesinas de invierno en el ámbito leonés (2024), aborda y realiza –a partir de una investigación bibliográfica, archivística y de trabajo de campo– un minucioso análisis de esta antigua institución campesina invernal, que casi ha llegado hasta hoy mismo, desde varios puntos de vista complementarios: conceptual (definición y características), literario, filológico, a partir del derecho consuetudinario, etnográfico, bibliográfico, además de aportar muy abundantes datos procedentes de su trabajo de campo realizado a lo largo de varios lustros.