a cuentagotas

«A cuentagotas» quiere dar visibilidad a jóvenes autores leoneses, dentro de un proyecto a largo plazo que plantea publicar, con criterios de calidad, cuatro o cinco libros al año

La poeta venezolano-leonesa Mariana Mancebo Añez, la ilustradora Beatriz Larepa, la compositora y artista sonora Hara Alonso, el saxofonista Rubén Díaz Domínguez y el tatuador Diego Villoria Zapico firman los cinco últimos títulos de la colección ‘Libros… a cuentagotas’, impulsada desde Leónjoven – Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de León, a través del programa de ocio alternativo es.pabila. Con ellos, ya son catorce los libros publicados desde que se inició este proyecto en la primavera de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de covid-19.

Los números 10, 11 y 13 de la colección ya se pueden encontrar en librerías y también se pueden adquirir en la página web del sello leonés Eolas Ediciones (www.eolasediciones.es/libros/libros-a-cuentagotas), al igual que el resto de los títulos de esta colección. Los números 12 y 14 saldrán de imprenta en estos próximos días.

Sobre la colección:

‘Libros… a cuentagotas’ es una colección al cuidado de Eloísa Otero, con diseño exterior y portadas de Rocío Cuevas y publicación a cargo de Eolas Ediciones. Está abierta a todo tipo de géneros literarios: ensayo, poesía, narrativa, teatro y escritura experimental, entre otros.

Nº 1.- ‘La poesía leonesa y la Colección Adonáis. Una historia revisada’ (Ensayo), de Sergio Fernández Martínez.

Nº 2.- ‘Continente’ (Poesía), de Silvia Abad Montoliú.

Nº 3.- ‘El velamen del desvelo’ (Metapoesía), de Mareva Mayo.

Nº 4.- ‘La diáspora de las aves’ (Poesía) de Marina Gay Ylla.

Nº 5.- ‘Diario para perder el tiempo’ (Experimental), de Luis Martínez Campo.

Nº 6.- ‘Pan de mar’ (Poesía), de Sara Abad Reguera.

Nº 7.- ‘Carbón. Negro.’ (Escritura performativa), de Álvaro Caboalles.

Nº 8.- ‘Todas las aves fénix’ (Poesía), de Álvaro Delgado Ordás.

Nº 9.- ‘Carne y Barro’ (Escritura experimental), de Pilar Cañas Martínez.

Nº 10.- ‘El eucalipto en llamas’ (Poesía), de Mariana Mancebo Añez.

Nº 11.- ‘Calendario celta’ (Trabajo de investigación), de Beatriz Larepa.

Nº 12.- ‘Jazz en León’ (Ensayo), de Rubén Díaz Domínguez. [En imprenta]

Nº 13.- ‘Cuentos ecofunkies’ (Narrativa), de Hara Alonso.

Nº 14.- ‘Vacío’ (Miscelánea), de Diego Villoria Zapico [En imprenta]

Sobre los últimos cinco autores y sus libros:

10.- Mariana Mancebo Añez

Con El eucalipto en llamas, nº 10 de la colección, la joven traductora Mariana Mancebo Añez debuta en la literatura con su primer poemario. Estamos ante un libro escrito «durante una crisis vital, metiendo el dedo en la llaga y encendiendo cerillas en la oscuridad…».

Mariana Mancebo Añez (Barquisimeto, 1993) es venezolana de nacimiento y leonesa de adopción, aunque en el verano de 2022 se trasladó a vivir a Japón, donde actualmente trabaja como traductora. «El eucalipto en llamas es un poemario postcolapso. Postcolapso material, en una tierra devastada sobre la que solo caminan dos seres humanos; y postcolapso personal, en el que dos personas se ven obligadas a vincularse en un mundo en el que los Otros son un fantasma», explica. «Lo escribí durante una crisis vital, a lo largo del proceso de recuperación de la depresión y la ansiedad social. Lo escribí metiendo el dedo en la llaga, queriendo entender cuando no entendía, encendiendo cerillas en la oscuridad. Es, sobre todo, un libro que habla de la dificultad para vincularse con otros, de la dificultad de amar sin miedo y de la necesidad de buscar formas de amar bajo ese miedo que nunca nos abandona», añade la autora.

11.- Beatriz Larepa

Calendario celta, un trabajo de investigación de la ilustradora leonesa Beatriz Larepa (León, 1987), es el undécimo libro de la colección. La autora se adentra en la simbología celta y sus tradiciones, en un viaje personal «para volver a conectar con la naturaleza y sus ciclos». Su investigación adopta así la forma de un calendario «atemporal», ilustrado por la propia autora, al que algunas amigas han sido invitadas a colaborar con un pequeño detalle en forma de receta, ritual, meditación, poema… al ­final de cada capítulo mensual.

Beatriz Larepa, además de ilustradora, es una artivista comprometida con la transformación del paradigma social a través del arte por necesidad vital. Su curiosidad le ha llevado a explorar distintas prácticas creativas: muralismo, collage, escultura, animación, performance, circo, poesía… hasta convertirse en una artista cuyo trabajo busca transgredir los límites entre disciplinas, pero también reflexionar y abrir el cuerpo y la mente a un cambio de consciencia. «Este libro recoge con mimo y cuidado un proyecto artístico de investigación sobre lo celta. Se trata de un trabajo que pretende rescatar algunas tradiciones ancestrales con la intención de facilitar el vínculo que nos une con la naturaleza, la cual nos rodea y de la cual formamos parte. Un trabajo que muestra la influencia de la agricultura y ganadería en los rituales, que habla de los periodos temporales no establecidos (ciclos vinculados al Sol y la Luna), que plasma la figura femenina como representación de esta naturaleza y como sostén de la vida, y explica cómo estas tradiciones hoy en día aún perduran, aunque absorbidas por otras creencias y religiones», explica Beatriz Larepa.

12.- Rubén Díaz

Jazz en León, nº 12 de la colección, es un trabajo de investigación del saxofonista y músico leonés Rubén Díaz Domínguez (León, 1989) sobre los orígenes y la historia del jazz en León.

Este pequeño ensayo de Rubén Díaz, que actualmente está terminando el grado superior de Jazz en el Conservatorio de A Coruña, empezó siendo un trabajo de clase sobre la historia del jazz en su ciudad natal, a partir de una entrevista a su profesor de saxofón, Ildefonso Rodríguez, como un homenaje. Pero Rubén continuó ahondando en el tema y su investigación pronto se convertirá en su Trabajo de Fin de Estudios (TFE). En Jazz en León, además de indagar en los orígenes del jazz en esta ciudad, se intenta poner un orden cronológico a los primeros grupos y músicos especializados en este género que tuvo León en la segunda mitad del siglo XX. Se descubre también la evolución que esta música ha experimentado hasta nuestros días en el estrecho ámbito geográfico de una capital de provincia, así como su repercusión e influencia en las nuevas generaciones. El libro incluye un capítulo final con los principales grupos y figuras del jazz en activo, hoy en día, en la capital leonesa.

13.- Hara Alonso

Cuentos ecofunkies, de la compositora y artista sonora leonesa afi­ncada en Estocolmo Hara Alonso (San Esteban de Nogales, León, 1990), es el nº 13 de la colección. En él, la autora reúne una treintena de pequeñas historias reales, atravesadas por una especie de conciencia eco-ética-poética feminista y queer —que viene a ser una manera cuidadosa de habitar el mundo y de respetar la diversidad y la vida—, destinadas a ser leídas por personas de toda edad y condición.

A Hara Alonso le gusta hacer música, pintar, pasear, vendimiar y escuchar y contar cuentos. De adolescente le contaba cuentos improvisados a su hermano pequeño antes de irse a dormir. «Este libro viene de esas noches donde la imaginación traspasaba nuestros sueños», apunta ella. Cuentos ecofunkies, su primer libro como narradora, está ilustrado por la protagonista de uno de los relatos, la artista croata Teuta Gatolin. Los árboles protagonizan algunos de estos cuentos, árboles con inteligencia y corazón, que tejen redes inmensas a través de sus raíces, lo que les permite comunicarse entre ellos pero también con otros seres y especies.

14.- Diego Villoria Zapico

Vacío, del joven tatuador leonés Diego Villoria Zapico (León, 2000), es el nº 14 de la colección.

«Letras y dibujos, raps y tatuajes. Diego Villoria Zapico escribe en aullidos destemplados como lanzando un sos. Sus textos bosquejan una zona desesperada y poética de la intimidad existencial. El que canta su mal espanta y aquí las palabras, entre el monólogo interior y el conjuro catártico, exudan desazón, pero también indagan en ese hueco insondable que se extiende a veces entre la inanidad y el ser, entre la realidad y la pérdida de sentido. Para Diego, estas letras son canciones. «Las escribo para mí, para liberar alegría o rabia. Y después me quedo más tranquilo que la leche». Comenta que, como muchos otros jóvenes, lo ha pasado mal en estos últimos tiempos, en los que la crisis vital se juntó con la pandemia de covid-19. Y de eso hablan sus textos arrebatados de sinceridad, que en algunos casos semejan pequeños fragmentos del diario de un yo herido que escarba sobre sí mismo en un intento de recomponerse».